En un año en el que los efectos meteorológicos originados por La Niña están provocando una sequía en España como no se veía desde hacía muchos años, la preocupación de bastantes españoles se centra en el acceso al agua, tanto para los hogares como para la industria. Sin embargo, otro aspecto que también debería preocuparnos es la calidad del agua que bebemos en España.
En términos generales, el agua española siempre ha sido de gran calidad. De hecho, prácticamente en todo el territorio español se puede beber agua directamente del grifo. Sin embargo, en la actualidad la calidad del agua española se está viendo afectada por una sociedad más consumista y demandante.
La ganadería y agricultura intensiva han sido las propuestas del sector agrícola y ganadero para cumplir con las demandas de una población cada vez más preocupada por su alimentación. Pero producir de esta manera está dañando el bien más preciado de la humanidad: el agua.
Los pesticidas y los nitratos impactan en la calidad del agua de España
Según los datos de la Comisión Europea para el periodo 2015-2019, nuestro país es uno de los que más está sufriendo la contaminación del agua debido a los nitratos y fertilizantes que utilizan nuestros agricultores para sacar adelante sus cosechas.
Este exceso de componentes químicos tiene dos consecuencias inmediatas:
- Por un lado, el exceso de fósforo y nitratos provoca la eutrofización de las aguas superficiales. Es decir, causan un desequilibrio en el ecosistema acuático ya que aceleran la aparición de flora y fitoplancton, lo que hace que el agua se ponga de color verdosa, rojiza u otra tonalidad según la especie.
La eutrofización es la causante de que la calidad del agua disminuya significativamente ya que el agua está más turbia y por lo tanto menos oxigenada. Además, puede llegar a producir anoxia con la consecuente mortandad de peces.
- Por otro lado, según la Organización Mundial de la Salud, si la concentración de nitratos en el agua supera los 50 mg por litro, esta agua ya no es apta para el consumo humano.
La situación límite del Mar Menor
Aunque diferentes zonas de España ya están sufriendo las consecuencias de la agricultura intensiva, durante los últimos años hay una zona donde las secuelas son muy evidentes con demasiada frecuencia: el Mar Menor.
En esta área del Mar Mediterráneo desembocan todas las aguas provenientes de los cultivos de Murcia, una de las provincias con mayor producción agrícola de España. Durante todo el año, la albufera murciana, la cual es la laguna salada más grande de Europa, recibe grandes cantidades de nitratos y otros componentes químicos provenientes del sector agrícola. Pero cuando se produce la tan temida ‘Gota Fría’ o DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos), el resultado es devastador.
El desarrollo agrícola y la gran presión turística de la región hacen que el Mar Menor se convierta en un auténtico cementerio de peces ya que se quedan sin oxigeno por el efecto de la eutrofización. Pero el problema no es el sistema de bajas presiones que hace que grandes cantidades de agua desemboquen en la albufera a la vez, sino la gran cantidad de nitratos que tiene esta agua.
¿Qué se puede hacer para mejorar la calidad del agua?
A día de hoy, es imposible que el sector de la agricultura deje de usar nitratos y fertilizantes para sacar adelante sus cultivos. Y el uso de fertilizantes químicos, como nitratos, fósforo y potasio, han tomado el relevo de otros abonos tradicionales como el estiércol, guano o el lodo de depuradoras y piscifactorías.
Pero es imprescindible que los agricultores sigan unas buenas prácticas agrarias, aunque finalmente sean los propios consumidores los que tendrán que asumir el costo de este tipo de agricultura más respetuosa con el medio ambiente. Por eso, deberían usar productos en sus cultivos cuya eficacia agronómica esté comprobada sin que se observen efectos nocivos para el medio ambiente ni para los humanos. Algo que ya aprobó el Parlamento Europeo con la Legislación (CE) 2003/2003, de 13 de octubre y que el gobierno español trata de establecer en regiones vulnerables a nitratos para aplicar medidas de gestión y control.
En el caso del Mar Menor, para acabar con el desastre natural que cada vez se produce con mayor frecuencia, en la actualidad se está tratando de aprobar una legislación nueva que proteja con mayores garantías esta región acuífera tan importante para España.
Se trata de conseguir que este ecosistema tenga sus propios derechos para poder protegerlo con mayor eficacia. La plataforma SOS Mar Menor es una de las instituciones que promueve la propuesta de que el Mar Menor tenga su propia ley de derechos, lo que ayudaría significativamente a evitar las situaciones ilegales que han provocado que el Mar Menor se encuentre en un estado límite. Esta legislación, aunque poco común, ya ha sido aprobada en algunos ecosistemas de Nueva Zelanda (como los ríos Urewera y Whanganui) o Colombia (como el río Atrato).