El Mar Menor – La laguna salada más grande de Europa se muere lentamente

Los expertos lo venían avisando durante la última década: la gestión urbanística y el sector de la agricultura y la ganadería en la región no era sostenible y el Mar Menor iba a ser uno de los grandes afectados. Y el 12 de octubre de 2019 ocurrió lo inevitable, algo que se ha vuelto a repetir en el verano de 2021, aunque a menor escala.

En 2016, la naturaleza ya había dado algún aviso de que la salud del Mar Menor era demasiada delicada, pero fue hace dos años cuando una combinación de unas condiciones climáticas adversas (la impopular ‘Gota Fría’) junto a la contaminación del mar debido al exceso de nutrientes provenientes de la ganadería y agricultura intensiva (abonos de los cientos de hectáreas de regadío y purines de las granjas porcinas), provocaron una situación llamada eutrofización que dio como resultado la muerte de miles de peces y crustáceos.

Este desastre natural ha estado en la mente de muchas personas a mediados de agosto de 2021 cuando diferentes publicaciones en las redes sociales han constatado otro desastre medioambiental en la región con una alta incidencia de mortandad de fauna marina por anoxia, falta de oxígeno. Aunque en esta ocasión la situación no ha sido tan grave como la de hace dos años, no deja de ser otro aviso de la naturaleza que indica que el escenario ambiental es insostenible.

Qué es la eutrofización y cuáles son sus consecuencias

La eutrofización de la que tanto se habla en el Mar Menor, consiste en la contaminación del agua por un exceso de nutrientes (especialmente fósforo y nitrógeno) provenientes de las actividades humanas (como por ejemplo la agricultura y ganadería) que provocan un episodio conocido como anoxia, falta de oxígeno.

Cada día, más de 3,000 kg de nitratos entran al Mar Menor provenientes del campo de Cartagena. Esto hace que la salinidad disminuya y prolifere flora marina que hace que se reduzca el porcentaje de oxígeno; y cuando la masa de agua se eutrofiza, es cuando aparecen las temidas mareas rojas y las altas mortandades de fauna marina.

Pero las causas de la anoxia y la eutrofización no se limitan únicamente a la agricultura y la ganadería, también hay otros aspectos que contribuyen a esta situación, como: la actividad forestal y sus residuos forestales; la lluvia ácida provocada por la reacción de las altas emisiones de azufre y óxidos de nitrógeno en la atmósfera; los vertidos derivados de la actividad industrial o los residuos urbanos.

Sus consecuencias más notables son las siguientes:

  • Las plantas y otros organismos crecen en masa debido al exceso de nutrientes, consumiendo una mayor cantidad de oxígeno y dejando una mayor cantidad de materia orgánica, provocando anoxia.
  • Obviamente el sector pesquero es uno de los más afectados, pero también hay que tener en cuenta que puede ayudar a agravar el problema si la acuicultura de la región no está controlada o mal gestionada, ya que esta industria puede aportar más nutrientes que empeoren la situación.
  • También hay que ser conscientes que la degradación del agua puede afectar directamente a la salud de los habitantes de la región; por ejemplo, problemas respiratorios por el olor que emana del agua nauseabunda.
  • Además de la posible extinción de fauna y/o flora local del Mar Menor, otras especies invasoras con más resiliencia a la situación provocada por la anoxia y eutrofización pueden aprovechar el contexto para desplazar a otras especies locales.
  • Por último, el turismo y la actividad económica de la región se ve significativamente afectada ya que un ‘espectáculo’ de miles de peces muertos y un olor putrefacto aleja a los turistas de la zona.

La sobreexplotación puede con el Mar Menor

Por qué el Mar Menor está contaminado?

Ahora bien, ¿cómo ha podido llegar el Mar Menor hasta esta situación crítica? Tanto de organismos regionales como desde el propio Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, se ofrecen principalmente dos causas: la agricultura y ganadería de la región y la urbanización de La Manga.

Hasta hace unas décadas, el campo de Cartagena no era más que una zona en la que la agricultura no estaba muy potenciada. Pero en la década de los 80 todo cambió con el trasvase Tajo/Segura. La región se subió al tren del cultivo de regadío y como el negocio daba tan buenos resultados, año a año los campos cultivables fueron aumentando, aunque para ello tuvieran que abastecerse de pozos de agua ilegales. En la actualidad, se cultivan más de 60.000 hectáreas que provocan que a diario se arrojen más de 3 toneladas de nitratos al mar.

En cuanto a la urbanización, un buen ejemplo es la apertura del canal del Estacio en la década de los 70 para que embarcaciones grandes pudieran acceder al puerto. Esto hizo que disminuyera la salinidad y comenzaran a habitar el Mar Menor otras especies no locales. A día de hoy, en la zona hay diez puertos deportivos con una capacidad para 6,000 barcos; demasiados por un lugar tan reducido.

El Mar Menor, un aviso para el Mediterráneo

Diferentes expertos indican que lo que está sucediendo en la actualidad en el Mar Menor es solo un anticipo de lo que podría ocurrirle en apenas 50 años al Mediterráneo si no se toman las medidas necesarias.

Científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y organismos similares de otros países mediterráneos, como Francia, Italia y Grecia, han advertido que la agricultura y ganadería extensiva, junto al aumento de la temperatura del Mar Mediterráneo provocada por el cambio climático, es un cóctel molotov a punto de explotar con consecuencias irreversibles para la fauna y flora de la región, así como para los millones de habitantes que dependen de este ecosistema.

Por eso, ahora es el momento para que tanto la población en general como las instituciones gubernamentales trabajen en conjunto para evitar que la situación del Mar Menor se extrapole al Mar Mediterráneo.