Durante cientos de siglos, la desigualdad social ha estado presente en la mayoría de culturas occidentales y orientales. Sin embargo, durante el siglo XXI, estas desigualdades influenciadas en gran medida por problemas políticos, económicos y bélicos de ciertas regiones en África, Asia y Latinoamérica, han hecho que millones de personas se vean obligadas a abandonar sus hogares para aventurarse en rutas peligrosas hacia otros países con la esperanza de mejorar su calidad de vida y las de sus familias.
En el caso de España, la situación se está volviendo dramática ya que, según datos históricos, al ritmo que se están contabilizando en 2021 las llegadas tanto a nuestras islas como a la península Ibérica de personas que no han regularizado previamente su situación legal, están superando los datos del 2020 y posiblemente superen los de la dramática crisis migratoria de 2006.
La situación crítica de las Islas Canarias
Esta situación se ha vuelto especialmente crítica en las Islas Canarias ya que para muchos africanos es la ruta más corta para llegar desde la costa africana (Fuerteventura se puede alcanzar en poco más de 100 km).
Hasta el 15 de agosto de 2021, el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones había notificado que únicamente en esta Comunidad Autónoma llegaron 8.222 inmigrantes en casi 220 precarios cayucos y pateras, muchos de los cuales tuvieron que ser rescatados en situaciones dramáticas; como por ejemplo, la embarcación semihundida que tuvo que ser rescatada a mediados de agosto tras el aviso de alerta de un petrolero con una única superviviente a bordo a 250 km de las costas canarias (la mujer manifestó que la embarcación partió con 40 personas a bordo).
Pero este es solo un ejemplo de los muchos que se han vivido este verano: en agosto, un barco mercante que navegaba a 650 kilómetros de Canarias tuvo que rescatar a 34 personas, pero durante el proceso perecieron otras cuatro debido a las dificultades del rescate por parte de una embarcación tan grande; en julio, un cayuco con 43 personas, entre ellas 5 menores de edad, llegó hasta El Hierro. Sus ocupantes habían zarpado desde Mauritania, específicamente desde la costa de Nuakchot, y provenían de Guinea Bissau, Mali y Gambia; en junio, una niña de tan solo 5 años falleció mientras era trasladada en helicóptero cuando fue rescatada junto a otra pareja de una patera en la que habían estado 17 días a la deriva en el océano.
El escenario se ha vuelto tan catastrófico, que se están repitiendo situaciones espeluznantes que no sucedían desde hace 15 años; como la aparición de restos humanos y embarcaciones en el Caribe a 4.500 kilómetros de su punto de origen (en 2021 ya se han notificado dos de estos avistamientos en las Islas Turcas y Caicos y en Trinidad y Tobago).
El gobierno español ha anunciado que, en comparación con el año pasado, solo en Canarias la inmigración irregular ha aumentado hasta estas fechas un 144%. Asimismo, se han contabilizado un total de 230 muertos, pero esta cifra seguro que es significativamente más elevada ya que no se contabilizan todas las embarcaciones que se pierden para siempre en el Atlántico sin llegar nunca a ningún destino. La ONG Caminando Fronteras estima que durante los primeros seis meses del 2021 han perecido en aguas del Atlántico unas 2.000 personas.
¿Hay alguna solución para frenar la inmigración ilegal?
Lo cierto es que es una situación muy complicada ya que no solo España, sino también otros países europeos como Italia y Grecia principalmente, llevan muchos años tratando de atajar este escenario sin éxito. De hecho, la propia Unión Europea firmó en la primavera de 2016 el ‘Acuerdo UE- Turquía’ en el que se acordó que todas las personas que llegaran irregularmente a las islas Egeo serían devueltas a Turquía.
En el caso de Canarias, la mayoría de los inmigrantes ven las islas como un punto intermedio y necesario para llegar hasta la península y de ahí trasladarse a otros puntos de Europa y España en los que tienen familiares y conocidos que les ayuden en su objetivo de alcanzar una vida mejor que la que tenían en sus países de origen.
¿Qué se puede hacer ahora?
Lamentablemente, esta crisis humanitaria no tiene una solución a corto plazo, pero al menos desde diferentes sectores de la sociedad se exige un trato digno hacia estas personas que lo dejaron todo para tratar de mejorar su calidad de vida. Por ejemplo, Amnistía Internacional pide que la gestión que el gobierno español lleva a cabo en Canarias no repita los mismos errores que se cometieron en otras regiones europeas como en Italia y Grecia. Por eso, se piden medidas efectivas e inmediatas que garanticen una acogida digna (alimentación, higiene, alojamiento, cuidados sanitarios, etc.) y asistencia con los procedimientos de asilo necesarios para que todas las personas sean tratadas como verdaderos seres humanos.
Otras soluciones posibles que destacan desde CEAR son las siguientes:
- Las instituciones gubernamentales deben establecer un diálogo abierto y transparente con los países de origen de los inmigrantes para especificar soluciones concretas y viables para los migrantes, tanto en sus países correspondientes, como en los países a los que pretenden llegar.
- Se necesita una previsión, coordinación y organización para que no se violen los derechos de los migrantes.
- Hay que desarrollar estrategias que fomenten la migración regular.
- Es necesario revisar los protocolos de traslados a sus países de origen y garantizar la atención de niños y adolescentes.